Escencia

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miércoles, 29 de abril de 2009

El rey sin trono

Erase una vez, un rey dictatorial que habita cerca de un reino rodeado de dunas muy cerca de la mar, dicho Reyno nunca fue suyo ni le perteneció jamás, ni le pertenecerá. Ejercía su dominio sin respeto ni tolerancia ante sus subordinados en una pequeña sede entre las dunas pavimentadas que no era ni casa, ni sucursal gubernamental. Era una casucha, donde nisiquiera era el jefe, pero antes los demás el era dueño y señor de eso y mucho mas.

Su carácter tosco y temeroso, ya daba que hablar en los alrededores del Reyno cemento dunar, donde infundia miedo y temor a la gente que le rodeaba y una extraña dominación. Proyectaba una seguridad tremenda y una mirada insaciable de odio y a la vez vacía, la cual daba a pensar de que el mandaba en dichos parajes.

Dicha estudiada imagen y proyección, estaba sustentaba en la nada, ya que nunca existio una muralla o pilares que sujetaran magna personalidad. Era culpa de el mismo y eso no lo podía entender, siempre culpando a los demás de su soledad, ya que ni familia, ni trabajo, ni perro podían soportar tanta orgullosa estupidez. Producto de estos jamás se verá ser mas vacío y triste en la historia mundial. El era un Rey de la nada, el gobernante vacío, el jefe sin jefatura, un pastor sin rebaño, el era Un Rey... Sin trono donde gobernar y su nombre era Hernán.

Siempre pensó que nadie lo bajaría de su ilusión, con una infancia tortuosa, su sed de venganza, lo cegó ante la humanidad, si es que alguna vez hubo bondad en esos ojos se extinguió hace mucho pero mucho tiempo a tras.. cuando había algo mas en su vida... no solo ansias de poder y figurar ante los demás.

En esta vida todo se paga y la lección es sencilla:
"El trabajo no es tu vida, cuando lo pierdas veras cuanto era de vacía."
Así conoció a dos jóvenes que le trataron de salvar, pero los casos perdidos no tiene salida es mejor que se extingan ante su propia codicia. Y así el los dejó ir sin entender que era su ultima salida. Mientras su castillo ilusorio se caía a pedazos, el se negaba a abandonar el barco donde nunca fue el capitán, ya que nunca leyó las advertencias, ni las leerá.
Y es aquí la otra moraleja de esta historia:
"Cuando el cuerpo te mande advertencias leas y sigues la señales de que algo anda mal. Genera un cambio en tu vida si no, estas condenado a seguir caminado hasta un final donde perecerás".

El sufre de ceguera y quedará solo, ya que todo lo que lo rodea no se convertirá en oro será mierda llena de odio, en su agonía por sobrevivir y seguir proyectado seguridad.

La historia no le jugo una mala pasada, es el karma que pasa su factura demostrando que el pisotear y maltratar, no es la forma de actuar.

Hasta nunca Hernán el rey sin trono, espero no verte jamás, nisiquiera en el mas aya porque cuando todo acabe se que no estaremos en el mismo lugar.




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