Escencia

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lunes, 7 de marzo de 2011

Santiago nocturno

Vengo llegando de Santiago ciudad que por extraña razón me atrae bastante, siempre que vuelvo desde la capital me traigo un saco de historias vivencias y aprendizajes. Será que al ser tan grande y tener tanta gente uno se ve inmerso en una de ese millón de historias anónimas que se suscitan y que jamás serán contadas, no como esta.


Una jornada de pega en un hotel en un barrio con historia, me llevo casi por obligación a la capital, como no tenía donde quedarme y aprovechando el viaje fui a visitar uno de mis mejores amigos y patner de carretes mechones, quizás en esta nostalgia de marzos pasados donde vivíamos las mas extremas aventuras, me llevo sin querer a este encuentro.


Viernes en la noche y muchas ganas de conocer la bohemia santiaguina, tras acostumbrarme al Transatiago el cual no encontré tan malo, llegue a su casa en la comuna de San Joaquín un barrio duro. Lleno de graffitis con fuertes y sentidos mensajes dejados por algún Basquiat chileno, donde la cotidianidad le ha restado importancia a hechos que impactan, haciéndolos parte del paisaje. Aún así es un barrio dentro todo tranquilo lleno de detalles perdidos en el tiempo, donde puedes dejar la puerta sin llave, donde todavía existen niños que juegan en las plazas y abuelitas tejiendo en sus micros, llegue a dejar mis cosas.



El preámbulo fue interesante fuimos al inmortal barrio Bellavista en un micro que recorría un distancia grande en poco tiempo, quizás este sistema con el tiempo valla mejorando, para uno que lo ha visto de a saltos puede notar sus avances.



Las terrazas, mesas puestas en la vereda de la calle, nos reciben con su anbiguedad, personajes, música, conversaciones de viajes y una chorrillana santiaguina. Tras reccorrer el barrio y percatarme del extremo cambio entre ambas calles del sector, rodeados de musicos artistas y gargolas tratando de sacar algo apunto de rutinas repetidas. Emprendimos la busqueda de alguna disco o bar mas ondero con una guía local, quien nos llevo por pasajes y esquinas perdidas hasta una puerta tranquila, otrora un bar donde venia saliendo músicos con sus instrumentos, una tocata acaba de finalizar; tras averiguaciones varias supimos que era Santo barrio.


Que raro pense, Santo barrio en un bar escondido lo cual hizo que me tincará de entrada el lugar, saludamos a la banda y siendo esta la señal por asi decirlo musical entramos. Una especie de bar la mascara, con bandas en vivo en un escenario en alguna parte del oscuro local, su nombre "Bar el Clan". Santiago tiene esa magia de hacer aparecer bares y espacios para todos los gustos en los lugares menos esperados, por que simplemente esta ciudad no para.



Sumergido en el anonimato trate de obtener informacion para conseguir una fecha con mi banda, pero por el cotrario conseguimos la confirmacion de un after, por el que pasamos en elgun momento, la hora ya no importaba Santiago nos había hipnotizado y ya una vez en la corriente es dificl salir, asi que nos dirigimos al parque forestal el cual nos recibio apunta de tambores y tarkas para darle la bienvenida al sol de una extraña manera y terminar de vuelta en el trasnsantiago donde todo comenzó.


Una noche perdida una noche ganada, una noche acabada simplemente una noche en Santiago otra buena razon para volver a esta ciudad.


martes, 1 de marzo de 2011

Mi primer Terremoto

Lo que era un tema obligatorio de conversación de fin de semana ahora lo es de vida, por el solo echo de que todos vivimos algo al mismo tiempo.

Hace un año exactamente estaba como pocos durmiendo en mi segunda casa, en mi cabeza se dibujaban recuerdos de lo ultimo visto en le TV una mezcla de presentación de Arjona en el festival y la pelicula de 31 minutos. Viña estaba agitado entre la gente que regresaba a sus autos y mucha otra que se encontraba carretiando en el ultimo fin de semana del verano.

Cuando repentinamente comenzaron a caer las cosas y las sirenas a sonar pensé que era parte de la normalidad del entorno, no se cómo desperté de un exabrupto y me puse en pie levante a mi compañera quien no lograba reacionar con los movimientos del edificio. Cuando el tele se vino al suelo y los muebles cayeron sin respeto recien logró reaccionar, recuerdo que nos abrazamos debajo de la puerta mientras escuchábamos explotar los vidrios.

Era nuestro primer terremoto y cualquier cosa se podía esperar, mientras el edificio se tambaleva entre detonaciones varias, ella pensava en su gatito y yo no la soltava ni por un instante en esos eternos segundos del temblor por mas que fuera un cuarto piso parecía que este se venía abajo.

Cuando todo se fue a negro y destellos azules llenaban el cielo iluminado por una inmensa luna llena, supimos que esto era mas que un temblor, en el pánico que estabamos sumergidos bajo el estruendoso ruido de las sirenas mi novia bajo a buscar a su gato el cual apareció mientras esquivábamos el suelo lleno de vidrios quebrados, yo no dejaba de pensar en mi casa la cual debía yacer en el suelo.


No se como pero llego su hermana con su gato en brazos y su marido al lado con una radio de bomberos, él mas informado que nosotros nos ponía al tanto de la castástrofe que sucedían. No se de donde saco un auto prestado en cual tras mucha insistencia accedío llevarme a mi casa en valpo, me despedí de mi polola, su familia y gatos y nos embarcamos en la oscuridad de la noche en la odisea que era atravesar la avenida España.



Aun recuerdo el descontrol de los transeúntes, gente perdida y llorando sin rumbo, micros llenas y nosotros esquivando escombros por la estación recreo cuando dimos la vuelta hacia portales la Carcel flamante como nunca nos mostró su grandiosidad al ser el único lugar totalmente iluminado en los cerros, haciendole competencia a la imponente luna sobre el mar.



Vueltas y vueltas sin semáforos llegamos a mi casa la cual yacía intacta con mi familia adentro quienes me recibieron entre gritos y garabatos, ya era noticion este era un terremoto y su epicentro era en concepción.

Mi gato al verme me pidio comida el primer signo de normalidad de la noche, al cual abracé mientras esperabamos que amaneciera en la noche más larga. Ya no más historias del 85 ahora me tocaba vivir uno. Mi primer terremoto y en Chile, país más sismico del mundo uno puede decir que es chileno despues de haber vivido uno.