Escencia

Escencia

domingo, 19 de diciembre de 2010

EL sonido, los golpes, la inversion y la realidad

Ir a Santiago siempre resulta interesante, mas aún si vas de comprar o en busca de algo difícil de conmensurar, como es el sonido personal de tu instrumento querido.

Todo había comenzado con la búsqueda de la caja perfecta, la cual tardó más de lo habitual por imponderables de siempre, finalmente los ceros escritos en el papel se hicieron papel de verdad y con este la hora de la inversión, permiso solicitado en el trabajo sumado a un copiloto inesperado solo restaba dirigirme a Santiago.

Entre siestas esporádicas y música compartida, Santiago nos recibe con su calor veraniego, un contraste a las nubosidades parciales de Valpo, metro estaciones, gente llegamos al mall de la música mas conocido como Crowne Plaza. Directo a Audio música, tras una pésima atención y una escasa variedad, me dirigí decepcionado hacia el segundo piso, donde el calor era mas intenso, nos recibe un tipo chascon energético y con pinta de loco, que resultó ser el dueño dandonos la bienvenida a su casa de música, un local con pinta de bodega, desordenada pero por el contrario con mucha variedad.

-Hola flaco, en que andas
-Ando buscando mi sonido
- ya
- necesito una caja y un platillo que me dure
- Ya sígueme

Y sin titubear y como si me conociera hace tiempo nos hace entrar a mi y mi acompañante a una pieza oscura y aun mas desordenada, entre cajas y polvo nos muestra la pared llena de apoyadores de plastico y del suelo lleno de bolsas nilon comenzó a sacar platillos y a hubicarlos en la pared. Habrá sacado unos 20 hasta que inesperadamente se voltea a mirarnos y nos dice: "La única manera de comprar instrumentos, y buscar tu sonido es probándolos". Toma esta baqueta y pegales, a lo que obedecí.

Y entre explosiones sonoras y bullas estridentes me interrumpía de vez en cuando diciendome ¿Te gusta este, o este otro, que tal este? Y con una paciencia envidiable cambiava y sacaba mas y mas platillos, descartando varios a la vez el tipo sabía exactamente lo que quería y entre mi silencio y sorpresa le seleccioné 3s platillos. Ahora debes probarlo con la batería, al tipo se notaba que le gusta su trabajo con una entrega y sorda disposición para buscar tu identidad, tras varios minutos me lleva a una batería afinada y me hace toca, a lo que nuevamente accedi.

Me queda mirando varios minutos y me dice:
- Con que esa es tu tecnica

Y de un closet comienza afinar y sacar cajas, realmente nunca me espere una atención así y tras mucha sordera y golpes ahi estaba. Una Snare Pearl Copper de bronce, color cobre con 10 afinadores, era exactamente lo que mis oídos estaban buscando.


Muy agradecido me despido y me encuentro con la sorpresa de que mi cuñado había llegado, quien nos inivta a un mini tour por Santiago centro, almuerzo, paseo por la Plaza de armas y las palabras mágica.

- Vamos a la piojera.
- En que topamos, creo que he ido una vez

La Piojera nos recibe en llamas a las 17:00 hrs, nos dirijimos directo la barra avinagrada, entre un mar de gente en éxtasis, los bar tenders por decirles así, producían de forma brutal vasos y vasos de embriagantes brebajes, con una desprocupación, rapidez y sin cariño por el lugar. El concepto era embriagarte a toda costa no importando como quedaran los tragos. Garrafas a dos manos sirviendo mas vino en la barra que en los vasos salían los terremotos chorriados, la gente cantaba cumpleaños feliz y entre peleas y canciones un parrón nos daba sombra.

En la mitad del vaso, unidad de tiempo contable en dicho lugar, las cosas no parecía calmarse entraba y entraba más gente de todas edades procedencias y estilos, no había musica ambiente habia musica en vivo por musicos en embrigantes estados y mis manos me picaban por tocar.

Impresionado por el espacio entendí un poco el concepto del lugar, Santiago es mezcla y la piojera es una simple consecuencia de esto, esencia de chilenida donde todos por el solo echo de tener un vaso en la manos éramos iguales.

Un excelente broche de oro para mi visita express a la capital ya embriagados nos dirigimos al metro despidiéndonos de Santiago, con una caña que te encargo y por supuesto una caja nueva, El sonido fue la escusa, los golpes la razón, la inversion la causa y la piojera el aterrisaje a la realidad.




No hay comentarios: